La historia del boxeador argentino César Cuenca

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La emoción de César Cuenca tras coronarse campeón mundial

Cuenca tiene 34 años y hace 13 que trabaja como boxeador profesional. Su carrera es rica y rara. Rica, porque gestó 47 victorias y 2 peleas sin decisión, en un récord invicto que lo asocia a comparaciones estadísticas con las campañas imbatidas de los célebres estadounidenses Floyd Mayweather, en 48 éxitos, y Rocky Marciano, con 49. Y es rara porque, más allá de su rimbombancia, cuesta encontrar en su obra alguna pelea trascendente o memorable.

Cuenca emerge de una historia de vida sufrida y valiente, semejante a un cuento campero, de un pibe que a los 12 años cortaba leña en el monte, junto a su padre en el pueblo natal de Tres Isletas, en el centro del Chaco. De adolescente decidió cambiar de oficio. “Quien sufrió en el campo no quiere quedarse allí”. Hilvanó esta frase una de las pocas veces que habló en público.

Devoto de San Lorenzo de Almagro, se radicó en la zona de San Miguel y Hugo Curto, el último de los caudillos políticos del Gran Buenos Aires, lo protegió en Caseros para poder llegar a esto. Fue primer retador a la corona de la Organización Mundial de Boxeo, un ente que lo ninguneó cuando su presidente, Francisco Valcárcel, expresó en Boxeo de Primera: ” Las cadenas de TV no lo quieren y no podemos hacer nada. Ellos mandan. Que pelee en Estados Unidos y luego veremos”. Cuenca cambió su horizonte y, de a poco, la FIB valoró sus victorias.

De boxeo defensivo y pocos matices, Cuenca sólo ganó dos veces por KO y esto llama poderosamente la atención en este tipo de competencias. Milita en el mismo peso de Nicolino Locche, Uby Sacco, Juan Coggi, Marcos Maidana y Lucas Matthysse.

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