18 años de la muerte de Carlos Monzón: Campeón por necesidad

“Cuando un hombre está en frente a mi e intenta sacarme lo que tengo, debo aniquilarlo” – Carlos Monzón

Hablar de CARLOS MONZÓN significa para la gran mayoría de los entendidos del boxeo, del campeón mundial más grande que tuvo la Argentina. Hace 18 años que su ausencia en este mundo llegó de una trágica manera, un 8 de enero de 1995. Aquel domingo cuando volvía al penal de Las Flores, Santa Fe por su condena por homicidio, falleció en un turbulento accidente automovilístico mientras conducía su Renault 19 a casi 140 kilómetros por hora. (Foto cortesía: BOX REC)

Carlos Roque Monzón llegó al mundo un 7 de agosto de 1942, sobre un piso de tierra, en el barrio de La Flecha, San Javier, Santa Fe. Su casa era como las 10 o 12 del lugar, con paredes y techo de adobe y paja. En su niñez jugaba con la naturaleza ya que no tenía juguetes. El boxeo llegó a su vida por la necesidad de salir de la pobreza y ayudar a su familia. Conocida es la frase de su autoría: “Cuando un hombre está en frente a mi e intenta sacarme lo que tengo, debo aniquilarlo”. Como amateur hizo 87 combates (ganó 73, empató 6 y perdió 8).

Por su mala alimentación, sufrió de adulto dificultades para la formación de glóbulos rojos, lo que naturalmente le restaba oxigenación, resistencia. Además, padecía de un severo dolor en las cápsulas metacarpianas por la gran potencia de su pegada, lo que era aliviado con anestésicos como la novocaína que le eran infiltrados. Todo esto lo supo entender el hombre que lo acompañó y guió durante toda su carrera profesional y gran parte de amateur: Amilcar Brusa. Con todas estas falencias físicas, Brusa ayudó a su pupilo a crear un boxeador frío, calculador, tiempista, práctico para cuidar sus energías. Por eso quizás, a la gran cantidad de público nunca llegó a gustarle del todo. Era respetado, pero no gustaba.

En la memoria de los que peinan canas, seguramente se guarda celosamente el recuerdo de cuando éste joven de cara aindiada, de origen humilde y de escasa espectacularidad, le ganara por la vía rápida al gran Nino Benvenuti, un 7 de noviembre de 1970 en el patio de su casa, el Palazzetto dello Sport de Roma, Italia.

Aquel día, los argentinos estaban pegados a la radio, escuchando los relatos de Osvaldo Caffareli en dúo con Hernán Santos Nicolini y los comentarios de Horacio García Blanco, los hombres que narraron la hazaña del santafesino. Aquella derecha recta que impactó de lleno en Benvenuti y lo desvaneció al suelo contra un rincón en el duodécimo asalto, quedó en la historia y fue la primera página del libro de Monzón como campeón del mundo, categoría mediano del Consejo Mundial de Boxeo (C.M.B.) y la Asociación Mundial de Boxeo (A.M.B.).

Emile Griffith, Jean Claude Bouttier, Bennie Briscoe, José Nápoles, Tony Mundine, Tony Licata y Rodrigo Valdéz, solamente por nombrar algunos nombres, pasaron por los puños del Monzón campeón. Su récord de 14 defensas del título mundial mediano pudo ser superado solamente 25 años después, cuando Bernard Hopkins derrotó por nocaut técnico en el décimo asalto a su coterráneo Carl Daniels en Pensilvania, Estados Unidos un 2 de febrero de 2002.

Su retiro se produjo luego de ganarle por segunda ocasión a Rodrigo Valdéz por decisión unánime en 15 asaltos exponiendo sus dos títulos. Aquel 30 de julio de 1977 el colombiano lo conectó en el segundo round con un tremendo derechazo que sintió el argentino y automáticamente, tocó la lona con los guantes.

Se levantó rápidamente y terminó ganando bien, pero Monzón contó alguna vez que se retiró luego de esa pelea ya que por más que vio la derecha que venía amenazante a su rostro, no pudo hacer nada para evadirla. Muchos dicen que acusaba el aburguesamiento que traían el dinero y la comodidad. Lo cierto es que se retiró con todos sus méritos: 14 defensas del cinturón mediano A.M.B. y con el del C.M.B., era el rey absoluto del peso medio y dejó de serlo un 24 de agosto del mismo año, para convertirse en leyenda.

Su muerte ocurrió un 8 de enero de 1995. En el paraje Los Cerrillos, en la Ruta Provincial Nº 1 Teófilo Madrejón, a unos 38 kilómetros al este de Santa Fe y 10 al norte de Santa Rosa de Calchines, cuando regresaba a la Cárcel de Las Flores. Era un domingo de libertad a prueba por su condena de homicidio de su segunda esposa Alicia Muñiz en 1989. Manejaba su Renault 19 gris a casi 140km por hora y el auto fue despedido de la calzada. Voló más de diez metros y arrasó un pequeño árbol. Monzón falleció automáticamente.

Toda Santa Fe se detuvo para darle el adiós al gran Carlos ‘Escopeta’ Monzón. Llevaron con mucho respeto y dolencia el féretro desde el vestíbulo central de la municipalidad hasta el cementerio municipal. El escozor de las personas solamente podía salir por medio de lágrimas o en cánticos como “No se va, el negro no se va” y “Dale campeón, dale campeón”. Aquel cortejo fúnebre donde toda su provincia y toda Argentina se abrazó para alentar por última vez a Monzón.

A 18 años de su muerte, aún se lo sigue recordando en San Javier, en Argentina y en todo el mundo. Carlos Monzón es una leyenda única, irrepetible. Su palmarés de boxeador profesional fue de 100 peleas (87 victorias, 59 de ellas antes del límite, tres derrotas y nueve empates).

Cabe destacar que en su carrera rentada fue derribado solamente en tres ocasiones (3 veces por el brasilero Felipe Cambeiro, donde se había lesionado la mano el argentino y luego 1 en su última pelea con Rodrigo Valdéz). Tuvo una vida llena de dramatismo, turbulencias y distintos matices que quizás si hubieran sido otros, no estaríamos hablando del gran campeón, incomparable, que fue CARLOS MONZÓN.

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