UN PPV MUY INTERESANTE EL PRÓXIMO 6 DE DICIEMBRE EN QUEBEC

Por Andrés Pascual

La cosa no es de interés popular ni de estilos que aburren, sino de billetes y relaciones, además de una prensa que da asco, leo lo que sigue:

“Saturday December 6  @  Bell Centre, Montreal, Quebec, Canada
TV: PPV iN Demand, DirecTV, DISH $24.95 Time: 8pm ET Lucian Bute (31W 2L 0D 24KOs) vs Roberto Feliciano Bolonti (35W 3L 0D 24KOs) –  light heavyweight Jean Pascal (29W 2L 1D 17KOs) vs Don George (26W 4L 2D 22KOs) –  light heavyweight”

Por otro lado del envase, Castillo vs Provodnikov no debe ser uno de esos pleitos a los que se refieren como “el que todo el mundo quiere ver”, luego ¿Cuál es el objetivo de presentarla? Debe tener público suficiente en el Este europeo, de lo contrario no hubiera sido posible, digo, creo yo; aunque Castillo ha sido un gladiador de determinación y clase probadas, no es ni la 4ta parte de lo que fue.

EL BOXEO DE HOY, esa es la explicación a la pregunta ¿Cómo es posible, Señor? El nombre de cualquier cartelera, con estelares como estas, debía ser LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES.

Pero es una falta de respeto presentar en PPV a Lucien Bute (Foto de la pelea que perdió ante Jan Pascal) contra el argentino Roberto Bolonti, que tiene 35 años y perdió una oportunidad titular por decisión unánime; salvo un pleito en Inglaterra y otro en Alemania (el que perdió como retador) es un boxeador de patio, cuyas peleas son en Argentina contra desconocidos por no decir paquetes.

A Bute le fue bien como super mediano, en esa división enfrentó a mejores y más conocidos gladiadores que lo hecho por Bolonti y que este mismo; fue campeón y en su palmarés cuentan, entre otros, Sabio Bika, Librado Andrade, Edilson Miranda, o Fulgencio Zúñiga, la víctima reciente del azteca Zurdo Ramírez; en lightheavy ha efectuado dos peleas, la última la perdió por decisión contra Jean Pascal; la anterior la ganó por veridicto judicial contra Denis Grachev. Tiene 34 años, reside en Quebec y es oriundo de Rumania.

Bute tiene ventaja inicial por si sucediera algo desagradable: en Canadá, si lo matan, se la dan; ese país y Quebec en específico, posee el antídoto contra la derrota de su gente en el ring: les levantan el brazo como cualquier “profesor loco del cine o de la novela” fabrica muertos-vivos poniéndole un suero a un cadaver.

Los frecuentes regresos de peleadores que no pueden, que no tienen reflejos ni respuesta, tan común a través de la historia del boxeo, con el aliciente de que, en estos tiempos, basado en que los promueven como a lo que fueron y los presentan en arenas de cierta importancia, no solo es una falta de respeto al deporte, sino un peligroso reto al destino; porque cualquiera de estos boxeadores liquidados puede recibir tanto castigo que muera en el intento, que le agraven lesiones irreversibles si las tenía, o que aparezcan si logró salir sin ellas de su mejor etapa. En el caso de Castillo, fajador cuya marca registrada ha sido pegar y recibir sin tregua, es una posibilidad evidente el riesgo.

Con todo esto y más frente a las narices de la prensa, de HBO, de Arum o de quien sea, ¿Cómo es posible que se dediquen a promover la separación del boxeo “por decisión del público” contra el cubano Rigondeaux, porque “no vende”? ¿Cuántos van a comprar en México, en Latinoamérica, esa pala desde Quebec que, todo el mundo sabe, el gaucho no debe ganar, como también suponen, si no la arreglan y perdiera Bute, que se la regalarían?