POR “ECHAR” UNA PELEA NO SE PUEDE CONCEDER VENTAJA IRREVERSIBLE

González vs. Gvozdyk

A lo mejor lo aceptaron por la conspiración anticubana en el boxeo profesional, por lo difícil que le resulta a los criollos lograr pleitos de interés, escalafonarios, entonces agarran lo que aparezca y, si se especula en cuanto a la oportunidad grande, de mucha publicidad y más dinero, pues, “andando se quita el frío”; pero ni así…

En el boxeo no puede concederse ventaja a la oposición, sobre todo a un boxeador que promete por su fuerza, su hambre y su codicia, y usted se preguntará ¿En que consiste boxear en términos de inferioridad contra un oponente de nivel? Lo que voy a tratar es la principal, acaso única ventaja en el pugilismo, de más importancia, más peligrosa que la diferencia en estatura y alcance, porque, cuando un peleador bueno es de menos estatura y alcance que otro que no lo iguala en clase, la mayoría de las veces se impondrá el mejor técnicamente.

El sacrificio de la condición física para mantenerse en un peso dado cuando el organismo no puede responder a una división, ha sido el peor enemigo de los peleadores a través de la historia, porque, al pugilista que lo mantengan a la cañona en la división que no puede, le afectan desde la fuerza para pegar con contundencia, hasta la resistencia para mantenerse alejado del contrario y soportar golpes que, en peso cómodo, pudiera haberlos asimilado sin mayores problemas.

El boxeo cubano sufrió la consecuencia de mantener en el peso equivocado a uno de sus estrellas de la década de los 60’s, cuando, caprichosamente, Cuco Conde olvidó el manuel del BUEN manager y, por la bolsa y la exigencia de los organismos CMB y AMB, arriesgó a Ultiminio Ramos, entonces campeón pluma que ya podía dar el peso y lo sometió a una dieta japonesa, tan estúpida como infectiva, que lo debilitó en niveles insoportables, en vez de abandonar las diadema, subir de división y buscar la corona ligera.

En condición deplorable subió al ring Ultiminio en 1964 a defender su faja de las 126 libras contra el mexicano Vicente Zaldívar, buen boxeador, incluso pegador de guardia zurda, que tenía al momento 25 ganadas y una sola derrota por descalificación en su primera pelea contra el cubano Baby Luis. Zaldívar peleó como exponente o retador 19 veces por fajas CMB y AMB.

Luego de 12 furiosos rounds en nivel de fajadores eminentes, el criollo no pudo responder al llamado a continuar el capítulo 13vo y quedó sentado en su esquina, sin ánimo ni fuerzas para seguir al fragor del tremendo pleito, que exigió de ambos pequeños miuras un esfuerzo casi sobrehumano. En la comodidad del peso que le hubiera garantizado mantener la resistencia que siempre tuvo, Zaldívar no hubiera concluido de pie ante el matancero nunca.

Entonces la modernidad, que no cumple un requisito de la virtud de antaño, pero que anda a la caza de todo lo que pueda considerarse mal hecho o error voluntario del mercader de tiempos pasados, vuelve y entrega por concesión de ventaja en el peso al peleador pinareño Yunieski González, de condiciones, de clase, de codicia y de posibilidades para obtener una versión titular por cualquier organismo, si lo manejan como explican los eruditos que se debe para lograr resultados extraordinarios.

El vueltabajero no da “light heavy”, no puede…sin embargo, de pronto reaparece el pasado 8 de abril en Maryland contra Oleksandr Gvozdyk, peleador bueno y en peso, hambriento.

Al antillano lo metieron en el matadero, le escasearon la fuerza y la resistencia con la que hubiera podido detener a un boxeador que, a mi juicio, aprovechó bien la concesión de los manejadores del cubano (de lo que se percató desde el mismo primer round), obligando al cronista a decidir que, cuando ocurren cosas, nadie puede definirlo como errores de cálculo, desconocimiento u otro de tratamiento inocente, para casos así, el más certero u obligado es de índole impublicable, porque sería una palabra obscena.

Fue la 3era derrota del cubano, que venía luciendo muy bien en el ring, que fue robado apretadamente contra Jean Pascal y que puede optar por una faja divisional, pero no en ligero-completos, es de obligacion meridiana que González suba a los cruceros, pero necesitaron una derrota que nuble el récord del criollo para que tomaran el tipo de decisión efectiva, contra otra que puede afectar sus posibilidades.

Cuando Yunieski González se derrumbó en el tercero de forma irremediable contra un contrario que lució más oportunista que estrella, regresó al ambiente el hedor que ha hecho la historia negra de Fistiana, que nos recuerda, cada vez que presenciamos el primer round de cualquier combate, que la trastienda de la disciplina es carroña y sus manejadores de hoy, como en los tiempos antaño tan gloriosos como corruptos, AURAS TIÑOSAS, así de sencillo.

(Foto: Suministrada)

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